26 de Mayo de 2012 | Madrid / EL PAÍS / Babelia
LIBROS | Narrativa | Trasfondo

por Edgardo Dobry

La sucesión de novelas inspiradas por la guerra de las Malvinas se inicia con Los Pichiciegos, de Fogwill, escrita en simultáneo al conflicto; y sigue, entre otras, con la ambiciosa Las islas de Carlos Gamerro (2007); además hay un poema de Borges, “Juan López y John Ward”, de su último libro Los conjurados: “Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen”. Casi ninguno de esos textos participa del espíritu épico: son, al contrario, figuraciones del horror y la vergüenza, del miedo, el hambre y el frío. Las novelas argentinas sobre Malvinas continúan, con su propia inflexión, la serie sobre las guerras del siglo XX, sin heroísmo ni gloria, puro asco y terror: lo que plasma nítidamente Viaje al fin de la noche (1932) de Céline, con ese Ferdinand Bardamu que deserta, enloquecido por la trinchera y la muerte masiva y que sigue Los desnudos y los muertos (1948) de Norma Mailer, primera entre las novelas de combate sobre la Segunda Guerra Mundial. El relato de Patricia Ratto –había publicado antes Pequeños hombres blancos (2006) y Nudos (2008)– forma parte de una nueva generación de libros sobre las Malvinas, lanzados al calor del trigésimo aniversario de la contienda. Si en Los pichiciegos el infierno dantesco se trasmutaba en una cueva bajo la nieve, en Trasfondo es un destartalado submarino comprado a Alemania, de segunda mano en el que 35 hombres pasan más de un mes sumergidos en el Atlántico Sur. Son testigos ciegos: una vuelta de tuerca a una guerra patética. La voz que narra –un soldado maquinista–, siempre en presente, incluso cuando los sueños y la muerte se confunden con la vigilia, enuncia una especie de monólogo interior de la propia nave, aterida en el medio sin fin del agua abisal. Trasfondo es un nuevo eslabón en la larga recapitulación colectiva de lo inenarrable.