Si digo que esta novela, si en lugar de ser una novela corta de ciento cuarenta y tres páginas hubiera tenido más de trescientas; habría terminado por ahogarme como lector; esto parecería una desconsideración, una crítica negativa, mordaz y de gran dureza. Pero nada más lejos de la realidad. Porque la realidad es que se trata de un elogio.
Trasfondo es una ficción sobre la angustia de los personajes de una historia real, la del submarino “ARA San Luis” en la guerra de las Malvinas de 1982 entre Argentina e Inglaterra. O mejor, habría que decir que es una novela sobre la realidad de los tripulantes de un submarino casi irreal por precario, esperpéntico, al que no le funcionan el ordenador central, algún motor y los torpedos, en una guerra no ya absurda en el sentido más tópico del término, sino directamente ficticia, porque nunca hubo igualdad en los medios y circunstancias de los contendientes. Les hicieron creer que tenía sentido su heroicidad cuando la única heroicidad consistió en sobrevivir a la soledad y el absurdo de un viaje estéril.
Y en medio de ese marco, ¿hay algo más difícil que narrar la ausencia de acción? ¿Algo más complejo qué narrar cómo no pasa nada? O como diría el poeta Ángel González; cómo solo pasa el tiempo. Sin luz, a no ser la luz verdosa y mortecina, sin aire, a no ser un aire viciado y pastoso, sin otros sonidos que el sonido sordo y metálico de un ataúd monstruoso a la deriva, bajo toneladas de agua del océano y al ritmo de un sónar.
Es este sin duda el gran hallazgo, el gran mérito de Patricia Ratto, el ángulo del narrador o ángulo certero, como diría el crítico Ernesto Calabuig el día de la presentación en la librería Tipos Infames de Madrid alguno de los primeros días del pasado mes de octubre. Un narrador testigo interior, la voz de un tripulante que sin embargo no está en el centro de la historia sino que pasa de lado, bordeándola, como de soslayo, como el propio submarino San Luis pasa de puntillas y sin heroicidades por el borde de esta guerra.
La travesía es una espera silenciosa del fantasma de la muerte, una espera lenta y espesa que siembra la duda de la vida. Una duda que lleva al narrador a hacerse esta pregunta: ¿Podrá en verdad uno morirse y no saberlo? Una duda y una espera que difumina el recuerdo y relativiza el deseo del regreso, cuando el pánico silencioso de una explosión por un ataque enemigo invaden cada segundo de quietud. Si noticias del mundo, sin sentido del presente y sin otro objeto que la deriva de una mole inútil de acero y hombres que vagan por las horas sin día y noche.
Un frasco de alcaparras aparece y desaparece entre maniobra y maniobra de ataque, como significando la vida que se resiste a apagarse en un parpadeo constante, unas botas con una muesca que singularizan la propiedad del narrador, y que siempre están allí, al borde de su litera como el único testimonio de su existencia. Y el omnipresente olor a gasoil, y la humedad penetrante y la suciedad creciente y el olor a suciedad que acaba por convertirse en habitual, barbas con pelusa, ropa sucia, toallas reutilizadas hasta la saciedad.
Esta es la atmósfera de la ausencia de atmósfera, el marco asfixiante del San Luis, el genio de Patricia Ratto consiguiendo narrar la claustrofobia, palabra que al final soy incapaz de evitar. Narrativa claustrofóbica la de Trasfondo, esta novela corta genial que te ahoga y te deja apenas un hilo de aliento hasta que todo termina llegando a buen puerto donde quizás todo fue un sueño.
Este submarino novela, este submarino metafórico de la escritora, cuyo periscopio consigue ver más allá de la superficie del alma humana.
Felicidades Patricia, por regalarnos con tu novela sensaciones parecidas al ahogo de los tripulantes del San Luis. Una sensación nueva como lector.
Una mímesis muy meritoria.
Jordi Gimenez Gamero
http://gamerojorge.blogspot.com.ar/2013/12/trasfondo-de-patricia-ratto.html