Mora Cordeu
Un clima asfixiante, desolador, invade al lector de "Trasfondo", una novela de la escritora tandilense Patricia Ratto que transcurre en el interior de un submarino durante la guerra de las Malvinas y que muestra como la ficción a veces recrea con mayor exactitud la realidad.
A través de la literatura uno tiene un registro de la realidad imposible de alcanzar de otra manera. "Es paradójico el juego entre la realidad y la ficción, más reveladora a veces a través de cosas que no puede atrapar la información", dispara la autora en una entrevista telefónica con Télam.
Mis libros anteriores (`Pequeños hombres blancos´ y `Nudos´) están relacionados con la historia reciente de la Argentina, es una preocupación que me atraviesa. En particular, `Trasfondo´ me vino a buscar a partir del testimonio de un muchacho que después de hacer el curso de submarinista fue enviado en el submarino ARA San Luis a Malvinas", dice.
"La historia de él me pareció impactante, todo lo que pasó en aquel submarino que tuvo tantas horas de inmersión (864), me pareció que condesaba muchas de las características que uno intuía estaban presentes en la guerra: la ceguera, la desidia, la improvisación de los que tomaron las decisiones", menciona.
Ratto alude a "esa ficción primera de Malvinas que creó la dictadura militar, reflejada en los medios de la época, que daban una idea errónea de lo que verdaderamente ocurría en el campo de batalla".
La novela, estructurada como un largo monólogo, "empiezo a escribirla después de esa charla, aunque al principio pensaba que no la iba a poder escribir porque necesitaba mucha información sobre el tema, además de entrevistar a más tripulantes porque el submarino tiene una disposición como si fuera un tubo, un pasillo, donde no entran muchas personas en el mismo lugar".
El primer entrevistado era un suboficial maquinista con muy poca experiencia "y tenía una mirada parcializada de lo que había ocurrido. Pero logré contactar a catorce tripulantes, casi la mitad de los que iban en el submarino, y a algunos los vi en varias oportunidades en una investigación de tres años".
"Hice una primera versión de la novela -recién publicada por Adriana Hidalgo-, en la que intervenían varias voces y sentí que la historia se aflojaba, resbalaba por afuera. Como si estuviera en una burbuja impenetrable, parecida a aquella del mar en que se introdujo el submarino para no ser localizado por el enemigo".
Entonces decidió volver a escribirla, "desde un narrador bastante especial -alguien que narra para retrasar la llegada de la muerte-, que pone a funcionar la historia de la guerra y la personal, develada a lo largo de la novela".
El texto tiene pequeñas referencias "que alcanzan para ubicar al lector en una realidad que está más allá de lo que se quiera o pueda ver. El submarino es una nave absolutamente ciega y cerrada, no hay manera de mirar hacia afuera, salvo por el periscopio. Y en las dos o tres oportunidades que sacaron el periscopio había niebla".
"El enemigo se configura a partir de los ruidos, la percepción del afuera se constituye desde lo que oye un oído muy entrenado, como el de los sonaristas. Me pareció que esta historia podía ser una mirada acotada pero reveladora", comenta la escritora sobre las sensaciones vividas por los tripulantes.
Para Ratto, compara, ese aislamiento, soledad, incertidumbre que describe, ese encierro físico de los submarinistas, "también lo debe haber sentido un ex combatiente o un veterano que estuvo en una trinchera".
El tema de la corporalidad está muy presente: "Aparece en el adormecimiento del cuerpo del maquinista, en la noción del cuerpo como algo con lo que hay que cargar y que a veces está en contra de lo que hay que hacer. Ese deseo de dormir... todo está impregnado de olores que despiden los cuerpos, olores que ya nadie siente".
Con los datos esenciales, para dar encarnadura al relato, y sin utilizar los nombres verdaderos de los protagonistas, la escritora recrea hasta en los mínimos detalles las experiencias y sensaciones vividas por los tripulantes, "en este cilindro cerrado, enterrado en el fondo del océano", como define en la novela.
"Quise usar la información estrictamente necesaria, para que el lector se pudiera poner en el lugar y ver lo que estaba sucediendo. El resto de la informacion y lo que aprendí no está pero formó un piso que me permitió escribir la novela, hacer con ello un trabajo literario", considera.
El libro, analiza Ratto, "me hizo reflexionar sobre la guerra de nuevo, revisar las ideas que tenía. Pasando el tiempo uno puede mirar, hurgar en los hechos históricos, con menos prejuicios, con la cabeza más abierta".
http://www.telam.com.ar/nota/20416/