ANTONIO OVIEDO
ESPECIAL
Patricia Ratto acaba de publicar “Trasfondo”, una novela basada en testimonios de 14 tripulantes de un submarino argentino que operó en la guerra del Atlántico Sur.
Fue a través de novelas, películas y obras de teatro que comenzaron a revelarse circunstancias desconocidas y hechos tapados sobre la guerra del Atlántico Sur, mientras que “la primera ficción de Malvinas, la concibió el mismo gobierno militar ya que las versiones oficiales que circulaban en los distintos medios creaban una historia falsa que servía más bien para ocultar la realidad que para darla a conocer”, señala Patricia Ratto.
La escritora argentina acaba de publicar “Trasfondo”, una novela basada en la campaña del submarino ARA San Luis, que operó en el Atlántico Sur con 35 hombres a bordo. Para escribir esta obra de ficción Ratto entrevistó a 14 tripulantes del submarino.
Patricia Ratto nació en Tandil (provincia de Buenos Aires), donde vive y enseña literatura. Coordina talleres de lectura y escritura, y es autora de otras dos novelas, Pequeños hombres blancos (2006) y Nudos (2008).
-Dos libros fundamentales sobre Malvinas fueron escritos por Fogwill y Carlos Gamerro. ¿De qué modo llegaron a incidir, si es que así ocurrió, esas lecturas en la trama y los desarrollos de Trasfondo?
He leído “Los Pichiciegos” y “Las islas”, ambas excelentes novelas. Lo que más incidió de estas dos obras en el proceso de escritura de “Trasfondo” es la manera particular que encontraron sus autores para abordar un hecho histórico desde la mirada del novelista, desde el territorio de la ficción.
-La elección de la primera persona cobra importancia a la luz de una escritura que se propone registrar la experiencia en el interior de un submarino y en el contexto de una situación bélica. ¿Contribuyeron los testimonios recogidos o una vez resuelto la existencia de un narrador el uso de la primera persona se impuso necesariamente?
Siempre es importante, a la hora de escribir, determinar quién cuenta la historia. Cada vez que alguien narra algo que ha sucedido, lo hace desde su propia experiencia, su manera de ser, su historia, sus logros, sus fracasos, sus posibilidades, sus imposibilidades.
Mis novelas anteriores tenían muchos narradores, muchas voces, y era así cómo me habían llegado los testimonios que constituyeron el material inicial para esta novela: tenía catorce voces contándome esta historia. De esa manera comencé aquel primer borrador, pero lo que sucedió fue que me di cuenta de que, si la contaba con todas esas voces, la historia se diluía, perdía fuerza. De modo que abandoné esa primera versión narrada por varias voces y comencé de nuevo, optando esta vez por un único narrador, que le dio a la historia la fuerza y la concentración que yo estaba buscando.
-A diferencia de sus dos novelas anteriores, que tienen una marcada utilización del diálogo, este recurso es prácticamente inexistente en Trasfondo…
La clave, en esta novela, está en el narrador, que -quizá como Scherezade y todos los narradores- narra para detener la llegada de la muerte. En medio de la proximidad de la muerte que le impone la guerra, relata todo lo que sucede, e incluso incorpora los diálogos, las voces de los otros, a su propio discurso, un discurso continuo que parece no detenerse, porque en el no detenerse está el secreto para seguir estando vivo.
-¿Los tripulantes entrevistados sabían que sus testimonios podrían formar parte de un texto literario?
Los tripulantes a quienes entrevisté supieron desde un comienzo que mi intención era escribir una novela. Traté de que, desde un principio, ellos tuvieran en claro cuál era el fin de esas entrevistas y que, si bien yo no iba a tergiversar lo que ellos me contaban, la manera en que la historia iba a tomar cuerpo iba a ser una novela, y no una crónica periodística o un libro de historia.
Echar luz
-Los entrevistados fueron protagonistas de un acontecimiento de enorme relevancia dentro de la historia contemporánea de Argentina. Como novelista ¿hasta dónde cree que la realidad fue erosionada por la ficción?
La Guerra de Malvinas, ya desde el momento mismo de la guerra, fue afrontada y comunicada a la población más como ficción que como realidad. En ese sentido, podría decirse que la primera ficción de Malvinas la concibió el mismo gobierno militar, ya que las versiones oficiales que circulaban en los distintos medios creaban una historia falsa que servía más bien para ocultar la realidad que para darla a conocer. En tanto que, ya en esa época, con la aparición de “Los pichiciegos” de Fogwill y, en los años siguientes, con las distintas ficciones que aparecieron sobre Malvinas (novelas, películas, obras de teatro, etc.), fueron esas ficciones las que comenzaron a arrojar luz sobre lo acontecido, a hurgar en aquello que durante tanto tiempo estuvo oculto, y, en cierto modo, contribuir a revelarlo. Creo que es en ese lugar de la ficción en donde se ubica también “Trasfondo”.
-¿Qué dificultades enfrentó durante la elaboración de “Trasfondo”? ¿Qué peso tuvo el hecho de que la guerra de las Malvinas fue una decisión de la dictadura militar?
Una de las dificultades radicó en poder encontrar el mejor narrador para esta historia. Otra cuestión era que, para escribirla, había que conocer muchas cuestiones técnicas, tanto de la navegación bajo el agua, como del funcionamiento de este tipo de submarino, y a su vez había que conocer todos aquellos aspectos relacionados con los operativos de este submarino en una guerra tan particular como Malvinas. No tenía manera de acceder a esta historia sino a través de sus protagonistas y la realización de entrevistas, y eso me llevó bastante tiempo, a lo que se sumó el hecho de tener que viajar para entrevistarlos, escuchar luego las diferentes versiones y pensar, además, cómo todo ese material tan diverso iba a confluir en una novela.
Lo que más pesaba, a la hora de hablar del tema de la dictadura y la represión en las entrevistas, son las consecuencias que tuvo para ellos ser, por un lado, veteranos de Malvinas -parte de un fracaso que se quería olvidar- y, por otro lado, militares o ex militares, porque en general se los condenaba sin conocerlos, como se dice vulgarmente, “metiéndolos a todos en la misma bolsa”. Eso era en mayor medida lo que manifestaban.